Guardián de la Noche



Un macabro halo espectral 
cabalga envuelto en la oscuridad,
sólo la máscara de plata demencial
refleja la estela que deja al pasar,
desciende el jinete de un corcel sin igual
el cual agita sus alas de cristal
fundiéndose con la inmensidad del firmamento
dejando al señor de las sombras
frente una cruz de rostro sepulcral.
La soledad ahogó su lamento
cuando tétricas melodías
arrullaron el albor de la noche
en forma de desgarrados violines
arropados por la lúgubre voz del viento,
y de la siniestra armonía surgió un caballero
acunado en lánguidos ocasos muertos.

El espejo de los tiempos
contempla tras brumas de seda
como ambas figuras alzan sus espadas;
¡el combate va a comenzar!
pero antes versos en duelo se batirán
y el joven caballero acompañó
el romanticismo crepuscular:
- La senda del destino
hija de la sabiduría celestial
adornó nuestros estandartes de fe
y ahora nuestras almas lucharán
sólo uno sobrevivirá,
¡oh señor de fúnebres pesadillas
vuestro fin llegará! 
y el fuego de mi ira os consumirá 
para vuestra sed de sangre saciar.

El espectro sonreía
y abrumó la tempestad
con el latido de su voz;
-Soy el príncipe de la tinieblas 
engendro a mis hijos en el horror
bajo un triste manantial de dolor, 
negros delirios vagan en mi corazón 
cómo pétalos que se desprenden de su altar
y danzan sobre el vacío de la desolación
así tras la génesis nupcial me siento yo.
¡No más sacrificios en mi nombre!
condenado por una cruz en ruinas
elegido como eterno siervo de la muerte 
que contempla sobre su trono
hilos salpicados en frías lágrimas
¡que ven llegar su final!. 
Escapa de mí ahora que puedes
traza la nueva senda que dicta tu corazón. 

El caballero se dirigió hacia el espectro gris;
sueños en la oscuridad
aullido del frió metal,
danzan en procesión lúgubres estrellas fugaces,
 Flirteando con la vanidad,
el caballero sucumbió,
el acero mortificador su alma desgarró 
el príncipe de las tinieblas amaneció en la soledad 
y su fiel corcel ya le esperaba. 

La luna en sangre su rostro empapó,
su máscara estaba destrozada
y acunó al caballero del ayer 
portando su cuerpo al ataúd 
bajo mantos luz,
la muerte partió
y el mar de la lluvia aclaro el rostro del astro rey
que tras las lobreguez ya se ocultaba.



Escrito por Guardián de la Noche

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